martes, 25 de mayo de 2010

Tambores de Rebelión

24 de mayo de 2010
El periodismo de pequeña magnitud dibuja sin parar, sin engrandecerla, una obra a la medida de sus obsesiones, por supuesto, ofreciendo al hombre común, de a pie de calle, falsas historias como la del sastrecillo valiente. Esta fábula, testicularmente originada, lleva las huellas del último cuento, para que la verdad no destruya a los amiguitos del alma del Bigotes y Correa.
El retorno de la mística de la salvación del sistema capitalista pasa por la miseria de las clases sociales más indefensas. La topografía de esta salvación no tiene ni siquiera las barreras del pudor. La enfermedad del olvido que pretenden inducirnos (Inducir: Influir en una persona para que realice una acción o piense del modo que se desea, especialmente si es negativo), pretende mudarnos la memoria en vaga melancolía y a nuestros deseos en tóxica resignación. En las regiones más diversas del mundo esto será utilizado por determinados dirigentes políticos para la estéril exacerbación nacionalista, que transforma las emociones en monstruos voraces contra la unificación de los estados políticos, por tanto, contra la igualdad, retornándonos a un primitivismo político y social que tanto ha fascinado y fascina a los nacionalistas de toda laya. Al mismo tiempo, el capitalismo también será exacerbado y modernizado (actualizado) en sus métodos para poder caminar libremente hacia su paradigma oculto, pero que podemos intuir: un mundo de semiesclavos al servicio de unas clases medias, capataces y comisarios de la cúspide económica, formada por G-20 o 30 o 40, qué más da, de banqueros y multimillonarios. Ellos serán nuestros patricios; nosotros sus semiesclavos. Quizás va siendo hora de que los tambores empiecen a sonar llamándonos a la rebelión aunque no tengamos claro qué Revolución queremos, pero sí que amamos la Libertad.