miércoles, 9 de junio de 2010

Los mitos y las leyendas

La diversidad de la mitología tiene la poesía en la rosa de los vientos... de los idiomas.
Las lenguas, ¡cuánto río y arboleda!, contribuyen a enriquecer el aire arcaico y moderno de la Tierra convulsa.
Este rosario de crónicas nostálgicas de futuro que es la Tierra, a pesar de las llamadas en la medianoche al crimen, contra la memoria del olvido pretenden dejarnos tan sólo los mitos y leyendas, es la expresión de un amor que se queda en deseo para poder dormir.
Los mitos y las leyendas de los pueblos, reliquias del humanismo en progreso, han producido una tradición explícita del hombre común y la grandeza, ¿invisible, despreciada?, del superviviente ser humano.
Para definir de la forma más sencilla la mitología moderna que no deja volver la mirada a lo más espiritual del hombre, hay que expresar las cosas esenciales a través del único lenguaje común que nunca ha respetado el hombre: el respeto integrista de la vida.
Sólo en el respeto a la vida, como única postura integrista admisible, se puede ser testigo de la historia más allá de los tiempos, aunque se sea testigo mudo, silencioso.
Sin nostalgia, las metáforas pueden exacerbar la multiplicidad inagotable de la mitología propia del hombre aullando a la vida.