miércoles, 31 de marzo de 2010

La larga influencia del lobo parece haber perdurado en mí contra la banalización del mal llevada a cabo bajo las tinieblas de la clase política y de las autoridades religiosas.
Descubrir nuestra vulnerabilidad está en la biografía de nuestro tiempo personal e histórico, profundamente real, completamente ficción.
La ficción y sus hechos, identidad en la escritura con que se narra, es la prueba del nueve de que esto es la realidad.
La sombra alargada de Kafka nos lleva a expresar un prolongado deleite por el protagonismo de nosotros mismo desde las cenizas cotidianas.
En la clandestinidad, lengua del conjunto social más numeroso, el desfile de melancólicos es en gran medida el imaginario del arte contra la vida.
Muchos artistas contemporáneos niegan el sentido humano fuera del centro político, negando las huellas labradas en las piedras que nos hablan de quimeras.
La acción bella del camino de reflexión conduce a la oposición contra las leyes que propician la vida lenta, aprisionada en este tiempo oscuro.
El valor radical de la palabra, la casa cercana, si de verdad fuera escritor.

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