lunes, 12 de julio de 2010

El corazón es tan poquita cosa

La cara más diáfana, en este túnel del tiempo, es la luz gris en los días grises.
Diversión y crimen por desacato a la mayoría murmuradora al atravesar con naturalidad el mundo real siendo el narrador oculto que se empeña en escribir con la mirada.
El corazón es tan poquita cosa como el púdico y paradigmático silencio que el ser humano puede decir contra la tribu.
Confusa y difícil lectura del crimen perfecto como renovación soñada, cuando el crimen sólo es la desmesura de una religión –la que sea, la de cada uno- que nos ata a la vida.
Esencia material, la vía de las formas, en la derrota más allá del método de creación como una ceremonia repetitiva de lúdica iniciación a un tiempo que va siendo al borrarse.

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