miércoles, 19 de mayo de 2010

La victoria del capitalismo

Parece que ha ganado la ley de la jungla del mercado. Nuevos horizontes para unas generaciones ahora más olvidadas. Todos somos seres más perdidos.
La España que nunca fue nuestra no se puede escribir, porque la mano que escribe no vuelve más humanos los jaguares que gobiernan.
Náufragos de la condición humana, las palabras nos acercan a la vida. La pasión sobre papel contra el nuevo siglo del super-mercado.
Los Hombres de izquierdas somos invisibles. La historia, nuestra historia, siempre es una cita con nuestros miedos, agazapados en la realidad.
Las verdades, de la utopía al infierno, seguirán siendo secretos en la escritura, inútil combate por la vida.
Las versiones clave de los nuevos demagogos oligárquicos mantienen la enfermedad con el carácter instrumental de la razón, de su razón.
La vida entendida como hondura e historia humana la reducen a vestir deportivas en un mundo globalizado, esclavizado.
La huella roja de los dedos de la cultura se ven a través del gran angular del criminal que ostentando el poder fue y actuó como ellos, con la razón de ellos.
¿Qué habría ocurrido de ganar una fantasmal socialdemocracia? Una obra minimalista apegada a la ética de los materiales del Imperio nos mostraría la realidad en carne viva contra el cosmopolitismo del ser humano. Sobre el agua, la teoría del columpio (nunca alcanzarás el cielo ni con la cara ni con la espalda).
Apreciar la belleza intemporal, bajo este diario de difuntos que son hoy los medios de comunicación, es un acto de coraje, una dulce melancolía en los huesos.
Las críticas hacia lo que representamos, ¿despertarán de la amnesia a los hombres buenos? El presente continuo nos va obligando a desperdiciar el día.
Para después de esta guerra de los integrismos neoliberales contra la humanidad, el viaje de una liberación, ¿nos permitirá comer perdices?

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